Reservas: 915 777 877
Sushi combo |
Por fin se cumplía mi deseo de ir a este restaurante (supongo que se lo debo a los Reyes Magos), y la verdad es que desde el principio hasta el fin de la estancia se trató de una mini aventura de placer y estimulación de los sentidos. Estuve con mi señora, y la verdad un poco temerosos de ir a un lugar como este, del que cuentan maravillas, (aunque supongo que como en todo también tendrá detractores, pero por ahora ninguno que yo sepa), pero que te puede costar bastante dinero e igual no se cumplen tus expectativas. El restaurante, tal como todos los locales de Madrid, desde que Gallardón pasó por el Ayuntamiento de la Villa, no posee letreros o luminosos salientes o perpendicular a la fachada, sino que tienes que ir muy a tiro, sabiendo su ubicación para no tener dificultades. Se encuentra un poco más abajo del Hotel Wellington, del que toma su segundo nombre. La entrada es minimalista total, con un amplio salón de entrada en el que se encontraba un precioso diván flanqueado de dos originales lámparas y nada más.
Sashimi de atún |
Nada más llegar a la puerta reconocí a su gurú Ricardo Sanz, de verlo en algún programa de televisión y de fotografías en internet. Estaba hablando con la señorita responsable de reservas. Me presenté y me respondió con una gran sonrisa natural, amable y bonachona que terminó de hacernos sentir cómodos, en un lugar que prometía y mucho, pero que veíamos con respeto.
Comentamos algunas cosillas y con puntualidad inglesa nos ubicaron en la mesa, un agradable silencio, unas luces tenues, y una temperatura muy agradable que nos invitaron a disfrutar de los sentidos. Lo que más echo en falta en los restaurantes es el trato de los profesionales, me parece algo fundamental, para hacerte sentir cómodo y sobre todo para ayudarte a pedir los vinos y la comanda. Siempre he confiado en ellos y no suelo equivocarme con esto, siendo el resultado muy grato en la mayoría de las ocasiones. Y así fue, rápidamente nos rodearon con su simpatía a la par que exquisita seriedad y corrección en el trato.
Tataki de atún |
La carta de vinos es extraordinaria y aunque solicité un Albariño, el sumiller nos aconsejó un vino austriaco que mereció la pena. De nombre como es lógico complicado para los que no sabemos austriaco, si puedo deciros que se trataba de un blanco muy agradable, la uva si la anoté y se trataba de la Grüner Veltliner que según algunas webs sobre vinos la catalogan como una uva de origen incierto, aunque al parecer se la ha relacionado con la casta Valtelina de una zona alpina italiana.
Nos obsequiaron con una tapa de atún exquisito mientras leíamos la carta y decidíamos la comanda, que no sabría describir como estaba ejecutado, pero que dejando volar mi imaginación tenía una textura de atún desmigado que no en tartar, y con unas notas refrescantes. Muy agradable.
Lógicamente pedimos un variado de makis y nigiris, exquisitos por cierto, que nada tienen que ver con otros muchos japoneses en los que he estado, pues la textura del arroz era impecable, la temperatura y el sabor. Y después para compartir atún y más atún, que es lo que más nos gusta. Cada trozo de atún de la zona llamada toro que te introducías en la boca era un autentico placer, mi plato estaba inspirado, según nos comentaron, en el pan tumaca, pues las finas lonchas de atún estaban espolvoreadas con pan tostado triturado suavemente y acompañaban el emplatado unas notas de tomate. Para mi fue una exquisitez y nunca pensé que esta mezcla pudiese funcionar tan bien. Pero nada que desmerecer el tataki con ralladura de aceituna negra y puré de manzana que pudimos degustar también.
Cremoso de Yuzu |
De postre un cremoso de Yuzu (cítrico japonés de sabor algo parecido a la mandarina, pero que no se suele comer sino que se utiliza para la elaboración de mermeladas, geles y dulces ), acompañado de frambuesas, cuya mezcla era redonda. Pero el problema es que para apreciar del todo esta increíble cocina falta degustar el resto de la amplia oferta gastronómica que Carlos Sanz nos propone, toda una variedad de genialidades y especialidades en ensaladas, sushi, sashimi, pescados, carnes, tempuras y postres, así como su estupenda bodega, que dan para muchos almuerzos y cenas. Estuve a punto de pedir una variedad de carnes del mundo, pero no pude finalmente resistirme a mi debilidad que es el sashimi de atún. La carne me la anoto para otra ocasión.
A nosotros nos tiene de clientes eso si, una vez al año, pues no está la cosa para florituras. Pero quiero deciros que cenamos increíblemente bien y el precio os sorprendería, aunque eso depende de cada uno y su hambre y recordemos que se trata de una estrella Michelín. Cuando nos despedimos Ricardo se dirigió a nosotros y nos comentó que la próxima vez nos pusiéramos en la barra para observar mejor los procesos culinarios y de emplatado, algo que sin duda y con todo placer haremos si la vida nos trata bien. Gracias Ricardo, esperamos volver pronto y hacernos una foto contigo, pues nos dio apuro molestarte ya que te vimos muy ocupado al frente de la cocina. Felicidades a esa fusión de cocina japonesa y mediterránea que te caracteriza y a la calidad de tus productos. GLC.