Teléfono: 952 22 54 03
Si quieres empaparte de la buena cocina y tradición malagueña, tienes que ir al Pimpi. Eso sí, no te vayas muy tarde que se pone a tope.
Enclavado en un antiguo caserón malagueño del siglo XVIII, desde donde puedes ver la Alcazaba y un teatro Romano, la cocina de El Pimpi es de una aceptable variedad, el lugar es de gran solera. A él han acudido y firmado en sus grandes botas estilo bodega jerezana, numerosos personajes famosos nacionales e internacionales.
Dispone de varios salones que te harán dudar dónde sentarte la primera vez, pero da igual, el servicio es rápido y muy agradable, aunque en fechas señaladas estro suele cambiar en todos los establecimientos de restauración, debido a la fuerte demanda y el agotamiento de los profesionales. Es normal, y creo que asumible.
También tiene una planta superior, el palomar y la terraza, muy bien acondicionada que es más preferida por la gente joven y que suele estar llena con preciosas vistas.
En El Pimpi, puedes tomar un poco de todo, ensaladas, montaditos, un cocido o una pringá, pizzas, tostas de diversos ingredientes, tablas de buenos quesos y embutidos ibéricos, un jamón delicioso, o pescaíto frito y si te apetece un buen marisco pues también, desde ostras, y buenas gambas, pechos o patas de cangrejo imperial
Por otro lado la cocina tradicional como el rabo de toro, desmenuzado con todo el cariño y un excelente puré de patatas con una textura que pocas veces habrás probado, o un plato tan típico como los huevos rotos con pimientos y chanquetes que te transporta a la cocina de los bares de playa de siempre.
A su variada y curiosa carta, le podemos sumar también una discreta bodega para un correcto maridaje y también se lucen con los postres, sobre todo repostería selecta y natural o un surtido de diferentes texturas de chocolate blanco y negro, todos preparados y emplatados con mucha calidad y originalidad.
Y en la sobremesa, puedes degustar una interesante carta con una oferta de cócteles nacionales e internacionales. Algo que se agradece tras una copiosa comida.
En fin, que más se puede pedir, buen sitio, buena comida, buen ambiente y precios aceptables en su relación calidad-precio y lugar, además de buena gente que es lo principal.
Sin embargo no todo es positivo, los cuartos de baño son muy escasos para el aforo de clientes, y aunque están limpios pero depende del momento. Y otro tema que si deberían tener en cuenta es la reserva de mesas, que finalmente no me quedó claro si existía o no.
La última vez que fuimos con unos amigos a que conocieran el sitio y llamé para reservar 6 personas me dijeron que no, que no era necesario y sin embargo después te encuentras sin mesa y a esperar de esa forma tan desagradable cerca de las mesas que crees, por lo consumido, que se pueden marchar, y la cara lánguida deseando sentarte y tomar algo a las horas que son. Y sin embargo observas que hay mesas libres y no te dejan sentarte, y cuando consigues tu mesa, ves al rato que llegan unos señores y se van a esa mesas vacías durante mas de una hora y rápidamente el jefe de sala les acomoda y demás, luego está claro que sí lo hacen. No se si para famosillos o amiguetes o clientes de siempre, y eso me molestó bastante pues fue toda una odisea conseguir mesa, y no se deben hacer distinciones con ningún cliente, pues es algo poco respetuoso con todos. Eso tendrían que mejorarlo.
Además de este local, justo al lado y del mismo propietario, (bueno realmente no se si es uno o son varios) fruto de años de buen negocio, hay otras opciones como la gran terraza exterior y un Pimpi Marinero de decoración más moderna, dedicado más a los productos del mar, tipo freidura y algo de parecido al super conocido Restaurante cocedero y freiduría Romerijo, del Puerto de Santa María en la provincia de Cádiz.
Así que vosotros mismos, pero si vais por Málaga, no deberías dejar de acercaros a El Pimpi, pero si lo hacéis en época de Feria de Málaga, procura ir muy temprano. Que disfrutéis. GLC.